VINS DE PEDRA es un proyecto personal de Marta Piedra. Es también un reencuentro con sus orígenes. El olor de la bodega con los vinos fermentando, las manos negras teñidas de vino, el frenético ruido de las botellas cuando se etiquetan … Todas estas sensaciones son recuperadas por esta joven enóloga. El bisabuelo de Marta era enólogo en estas tierras tarraconenses. Viajaba de bodega en bodega, probando esta tina o aquella barrica. Esta estima por los viñedos y el vino parece haberse transmitido latente y silenciosamente de generación en generación hasta llegar a Marta.

“El olor de la bodega con los vinos fermentando, las manos negras teñidas de vino, el frenético ruido de las botellas cuando se etiquetan …”

Ya de pequeña, cuando recorría las filas de cepas, sentía una emoción desbocada cuando la uva empezaba a endulzar o cuando caían las primeras hojas de otoño. Así ha sido como con el tiempo ha ido forjando su camino. Tras sumergirse entre libros de enología y viticultura y de ensurciarse las manos en más de una bodega de la Conca, Marta ha hecho realidad su sueño. No tiene la bodega más bonita, ni la más grande. No tiene el glamour de otros pero seguramente es la bodega más deseada de todas. Vinos de Piedra se hace llamar.

“En su bodega Marta trata los vinos como si fueran piezas únicas. Y no nos referimos sólo al contenido, la etiqueta refleja año tras año la obra artística de Víctor Piedra, tío y padrino de Marta”

El arte y el vino se fusionan en Vins de Pedra. Los vinos de la bodega lucen iconos de la obra de Víctor Piedra, pintor, escultor y padrino de Marta. El tío Víctor, tal como lo llama ella, es artista de profesión y se inscribe dentro de un estilo surrealista donde una mujer musculosa es la protagonista. Esta figura femenina, La Musa, se rodea de una rica iconografía. Pájaros, caballos, arlequines, palmeras … forman su universo y refuerzan su sensualidad.

“ El arte y el vino se fusionan en Vins de Pedra. Los vinos de la bodega lucen iconos de la obra de Víctor Piedra, pintor, escultor y padrino de Marta. ”

De carácter reservado, Víctor huyó de la gran ciudad hacia Alberola. En este vecindario de cuatro casas en el extremo de la Noguera reencuentra las raíces de su familia natal. Rodeado por un paisaje inhóspito, seco y duro compone sus obras. Víctor encuentra allí su inspiración. Allí tiene un pequeño taller lleno de esculturas y cuadros. Algunos ya están listos y esperando ser embalados hacia alguna galería reconocida. En la sala Dalmau, en el corazón de Barcelona, ​​expone regularmente. Su estilo cautiva a marchantes y también profanos.

“ Hoy Marta se enorgullece de lucir la obra del tío en sus etiquetas ”

La estima que siente Víctor por Marta es recíproco. De pequeña le llenaba las paredes de cuadros donde la sobrina era la protagonista. En Pascua le esculpía con chocolate y por Reyes se presentaba siempre con alguna pieza de la última colección. Quizás la nieta es la auténtica Musa del tío Víctor. Hoy Marta se enorgullece de lucir la obra de su tío en sus etiquetas.